La . El duelo definía al campeón del último Grand Slam del año, pero también al nuevo número uno del ranking ATP, una condición que añadía un componente histórico a la cita. Los dos jugadores llegaban con un objetivo idéntico: sumar su segundo trofeo en el torneo neoyorquino, lo que simbolizaba la consolidación de una nueva era en el tenis masculino.

El público, alucinando

La final no fue solo un enfrentamiento deportivo, sino también un reflejo de cómo el circuito ha girado hacia el protagonismo de Alcaraz y Sinner . El murciano alcanzó el partido decisivo , un triunfo que marcó un punto de inflexión generacional. Sinner , por su parte, llegó en condiciones de máxima competitividad y con la ambición de volver a conquistar un escenario que ya conocía.

La expectación era enorme, co

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