El concepto de «fobia» ya es un instrumento ideológico. De los más poderosos. Distintas «fobias», de carácter sexual, político, cultural…, se van instalando en el imaginario colectivo como señales de alarma, signos de «prohibido» y «peligro indefinido» que formatean el debate social moldeando la educación, y en consecuencia la personalidad de varias generaciones ciudadanas. Transfobia, islamofobia, catalanofobia… El recuento es cada vez más numeroso. Pero, en su acepción original –en psiquiatría, no en política–, la fobia sería «Un miedo desproporcionado e irrazonable que el sujeto experimenta ante ciertos objetos o situaciones (a los animales, a viajar en avión, etc.). El paciente no puede dominarse, aún comprendiendo que su miedo es absurdo». Para la psicología, las fobias esconden probl

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