La ciudad de Chicago vive una creciente tensión política y social tras las amenazas del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, de desplegar fuerzas federales y reforzar las deportaciones de migrantes. A medida que se acerca la posible llega de efectivos, la tercera ciudad más grande del país vive entre protestas multitudinarias y llamados de líderes comunitarios y religiosos a resistir lo que consideran un avance del autoritarismo.

La situación en Chicago se enmarca en una estrategia más amplia del mandatario republicano Donald Trump, quien ya había desplegado a la Guardia Nacional en Washington D.C. y Los Ángeles, ignorando las objeciones de alcaldes y gobernadores demócratas.

Ahora, Trump apunta hacia bastiones opositores como Chicago, Nueva Orleans o Baltimore, con la promesa de

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