Las elecciones en la provincia de Buenos Aires dejaron un resultado contundente: el oficialismo de Javier Milei sufrió una derrota de casi quince puntos frente a la oposición. No se trata de un dato más en el calendario electoral: hablamos del principal bastión político del país, donde el Gobierno apostaba a consolidar poder y terminó mostrando su mayor debilidad.
Este desenlace tiene implicancias que trascienden lo político y golpean directamente en lo económico. Los grandes inversores que venían sosteniendo la bicicleta financiera, con tasas altísimas en pesos y la promesa de un dólar contenido artificialmente, ven ahora que el gobierno ya no garantiza estabilidad ni continuidad. La lógica es simple: al perder confianza en el futuro político de Milei, los capitales buscan cobertura en d