Ezequiel Díaz Baruj tiene 34 años y su vida está hecha de música, madera y cuerdas. Nació en Tierra del Fuego, pero hace más de veinte años que eligió Neuquén como lugar para crecer y quedarse. La guitarra fue su primer refugio en la adolescencia y, con el tiempo, se convirtió también en su oficio. Hoy, combina los escenarios con su taller de luthería, donde repara, pinta y transforma instrumentos.
«Mi relación a la música, empieza de adolescente, como la mayoría, queriendo tocar la guitarra. Unos amigos me hicieron llegar algunas cosas de Pappo y empecé con el blues”, recuerda. Con los años se animó a ir más allá.
El guitarrista pasó por la Escuela de Música de Neuquén y tuvo como maestros a músicos locales, a quienes hoy considera amigos y compañeros. Nunca dejó de tocar. Org