Si preguntas a la valenciana Isabel Trill o por qué le vale la pena ser cooperante , a pesar de los pesares, admite que ella misma se lo pregunta a veces. Se lo pregunta, a veces, cuando se cuestiona el trabajo de cooperación que hacen su organización y otras en Perú, donde trabaja desde hace dos años. Cuando escucha determinados discursos. Cuando es testigo de “vulneraciones de derechos humanos” o de problemas del país donde trabaja que le “atraviesan”. Pero, a pesar de los pesares, para Isabel, coordinadora de proyectos de Farmamundi en Perú, su trabajo vale la pena cuando puede poner su grano de arena en “proyectos que sí que producen cambios en la vida de las personas”.
Este lunes es el día de las personas cooperantes y la Coordinadora Valenciana de ONGD ha denunciad