Un grupo de familias organiza desde hace unos tres años un torneo de fútbol en el Potrero La Calamita , un espacio verde lindero a donde funcionó un Centro Clandestino de Detención (CCD) en la dictadura militar. A metros del predio donde reinó el horror, florecen proyectos a pulmón y con un gesto de solidaridad inusitado para ofrecer, al menos un sábado al mes, una propuesta diferente: un almuerzo y una merienda para niños y niñas de los barrios precarios que se levantan detrás de las vías del ferrocarril hacia el extremo oeste de Granadero Baigorria.
Cómo comenzó la iniciativa de Potrero La Calamita
Viviana es una de las coordinadoras del espacio y cuenta a La Capital que esta cruzada social y solidaria comenzó en pandemia, cuando las necesidades eran muchas y la realidad asfixi