Con apenas 17 años, la joven que empezó tarde en el béisbol ya presume un campeonato nacional, una medalla de oro y la oportunidad de vestir la casaca tricolor

En los campos de la Unidad Quintero, entre cal, batazos y domingos de calor, una adolescente encontró la pasión que le cambiaría la vida. No llegó al béisbol desde los tres o cuatro años, como la mayoría de sus compañeros. Su historia empezó tarde, casi por accidente, viendo entrenar a su hermano. Ese detalle, que parecía una desventaja, terminó marcando la diferencia: fue la chispa que encendió el sueño de Zuri Palma.

“Mi hermano empezó a venir a entrenar con Abraham Viera y mi tío Adrián Castillo lo entrenaba, pero a mi hermano no le gustaba mucho. Entonces yo, de verlo brincar de categoría, dije: yo quiero jugar, yo quiero juga

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