El ruido metálico de las pesas resonaba en Greysteel Strength and Conditioning un viernes reciente por la mañana. Por encima de la vibrante música, se oían instrucciones y palabras de ánimo: Tú puedes, ¡empuja!

Ann Buszard, de 84 años, se puso un grueso cinturón de cuero antes de acercarse a la barra que había cargado con 170 libras (77 kilos). Exhaló y se puso en posición, levantando con fluidez el equivalente al peso de un refrigerador mediano; luego invirtió el movimiento para dejarla suavemente en el suelo, completando con seguridad un peso muerto.

Buszard, una enfermera jubilada, nunca había tocado una pesa hasta los 74 años, cuando se dio cuenta de que le costaba trabajo levantarse después de arrodillarse. Quería ponerse más fuerte, y su hijo había oído hablar de un médico local

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