Francia en sí misma siempre ha constituido un quebradero de cabeza por su elevado nivel de conflictividad, un sector público mastodóntico y una altísima tasa de endeudamiento, pero ahora el verdadero problema del país se llama Macron, personaje que atesora lo peor del sanchismo, una arrogancia enfermiza y una soberbia impropia de un dirigente democrático. Tan es así que cuenta ya con el rechazo del 79 por ciento de los franceses, según el último sondeo de Journal de Dimanche , con apenas un 15 por ciento de respaldo directo. Es habitual ver en la calle a jóvenes incendiados de odio contra el presidente francés, al que el izquierdista Mélenchon llama «monarca republicano» por su «despotismo ilustrado», y «esbirro de los Rothschild», en alusión al padrinazgo político que le dispensa esa el
El abismo de Macron

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