El presidente Donald Trump lo ha vuelto a hacer.

Está atacando un problema genuino y grave de forma temeraria, sin preocuparse por las consecuencias ni, en este caso, la vida humana.

El martes vi cómo Trump mostraba con orgullo imágenes granuladas de un ataque militar contra lo que dijo que era un barco lleno de narcoterroristas que se dirigían a Estados Unidos cargados de drogas.

Normalmente, cuando la Guardia Costera u otra rama del ejército o de las fuerzas de seguridad descubre una embarcación sospechosa de transportar drogas, intentamos detenerla, registrarla, incautar cualquier droga y detener e interrogar a la tripulación. Si estos sospechosos de narcotráfico abren fuego, las fuerzas estadounidenses pueden responder, pero no pueden limitarse a ejecutar a alguien por la mera sospe

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