En la cultura popular se repite que el perro es “el mejor amigo del hombre”. Sin embargo, no todas las personas sienten afinidad hacia ellos. Algunas se incomodan con su presencia, otras los ven con desinterés e incluso hay quienes experimentan rechazo. Y nada de esto significa falta de empatía o insensibilidad emocional.
Psicólogos y especialistas explican que detrás de esta falta de conexión hay motivos legítimos. Para empezar, muchas veces se trata de experiencias tempranas: un niño que fue mordido o que pasó un susto con un perro puede arrastrar ese recuerdo durante toda la vida. No es extraño que, de adultos, esas personas prefieran mantener distancia.
También influye la personalidad. Quienes son más estructurados o reservados suelen evitar lo que perciben como caótico o impredecibl