Marcos esteban, el joven damasquinador trabajando en su taller. / Imagen: Itziar Machicado
Es posible que la mejor manera de recordar a los que ya no están en la vida terrestre sea seguir su legado, retozarse en los orígenes y sentir el orgullo de todo lo que nos enseñaron en el presente. El arte del damasquino es la seña de identidad de Toledo y muchos de los que se dedican hoy al oficio lo han visto desde la cuna.
Marcos Esteban tiene 26 años y es el damasquinador más joven de la ciudad. "Soy la cuarta generación de mi familia y desde pequeñito siempre me ha interesado. Mi padre lleva trabajando en su tienda -ubicada entre callejuelas cerca de la plaza de Zocodover- 25 años y junto a mi madre, han sido mis referentes".
El joven, con un estilo renacentista en sus piezas, empezó en la p