Temprano en la mañana del domingo los peronistas que recorrían la Primera Sección Electoral (norte del conurbano bonaerense) advertían un dato llamativo: no se veía a varones jóvenes de clase medias baja y baja yendo a votar . Ya había sido notoria la ausencia de ese grupo etario durante la campaña, por lo que las suspicacias empezaron a ser acompañadas por sonrisas. ¿Era posible que el núcleo duro, la base monolítica de apoyos de Javier Milei , los que lo hicieron presidente en el 23, no estuviera yendo a votar? Los llamados se empezaron a cruzar de escuela a escuela. La encuesta abarcaba a fiscales generales y hasta policías: “¿Están viniendo los pibes jóvenes a votar?” La respuesta en todos los casos: no. Con ese dato en la mano, sobre el mediodía, el peronismo se empezó a envale

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