En la política estadounidense, la imagen siempre ha sido un tema de conversación paralelo a las decisiones de gobierno. Los líderes, además de enfrentar el escrutinio por sus políticas, también son observados por su apariencia. Esa doble exposición genera discusiones que van desde el vestuario hasta intervenciones estéticas .
En el caso de las mujeres en el poder, este fenómeno suele intensificarse . Presidentas, senadoras o gobernadoras reciben comentarios sobre su aspecto físico que rara vez se aplican con la misma intensidad a sus colegas hombres. La mirada mediática se centra tanto en su labor pública como en detalles superficiales.
Nueva York, con su alta exposición política y mediática, no es ajeno a estas dinámicas. Su gobernadora, Kathy Hochul, se ha convertido en el foco d