Una investigación de cinco meses revela cómo varios soldados de Europa y EEUU asesinaron uno a uno a cuatro miembros de una misma familia cada vez que se acercaban a intentar rescatar el cadáver del otro

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Daniel Raab se muestra impasible mientras ve las imágenes de Salem Doghmosh, de 19 años, que se desploma en el suelo junto al cadáver de su hermano en una calle del norte de Gaza. “Esa fue mi primera eliminación”, afirma, refiriéndose al asesinato. El vídeo, grabado por un dron, dura solo unos segundos. El adolescente palestino parece estar desarmado cuando recibe un disparo en la cabeza.

Raab, exjugador de baloncesto universitario de un suburbio de Chicago que se convirtió en francotirador israelí, reconoce que era consciente de ello. Explica que disparó a Salem simplemente porque intentó recuperar el cuerpo de su querido hermano mayor, Mohammed. “Me cuesta entender por qué [fue a buscar el cadáver de su hermano] y tampoco me interesa realmente”, dice Raab en una entrevista en vídeo publicada en X. “Quiero decir, ¿por qué eran tan importante ese cadáver?”.

Una investigación de cinco meses llevada a cabo conjuntamente por The Guardian, Arab Reporters for Investigative Journalism (ARIJ) y Paper Trail Media, Der Spiegel y la televisión ZDF ha identificado a seis personas que fueron tiroteadas por francotiradores israelíes el 22 de noviembre de 2023.

A partir de entrevistas con supervivientes, testigos y familiares, acceso a certificados de defunción, historiales médicos e imágenes geolocalizadas, la investigación muestra cómo una familia del barrio de Tal al Hawa, en Ciudad de Gaza, fue abatida a tiros en cuestión de horas por hombres que crecieron en Naperville (Illinois) y Múnich (Alemania).

Ese día, los francotiradores israelíes mataron a cuatro miembros de la familia Doghmosh e hirieron a otros dos. Esta tragedia familiar pone de manifiesto el patrón de asesinatos de las tropas israelíes, que en Gaza han tenido como blanco de forma sistemática a hombres desarmados de entre 18 y 40 años.

La matanza masiva de decenas de miles de civiles es uno de los factores citados por académicos, abogados y organizaciones de derechos humanos que afirman que Israel está cometiendo genocidio.

“Para eso están los francotiradores”

“Piensan: 'Oh, no creo que [me disparen] porque llevo ropa de civil y no llevo armas ni nada de eso', pero se equivocan”, afirma Raab, que se licenció en Biología en la Universidad de Illinois antes de alistarse en las Fuerzas de Defensa de Israel. “Para eso están los francotiradores”.

Después de que Salem fuera abatido, su padre, Montasser, de 51 años, acudió rápidamente al lugar e intentó recoger los cuerpos de sus hijos para darles sepultura. Un francotirador también lo mató.

La necesidad de dar una sepultura digna a los seres queridos es un instinto humano fundamental, salvaguardado por la ley y reflejado en el arte y la literatura durante milenios. Es el núcleo emocional de la Ilíada de Homero, una de las obras literarias más antiguas de la historia.

Pero ese día, Raab convirtió el amor y el dolor en una oportunidad para matar: “No dejaban de venir para intentar llevarse los cadáveres”.

El vídeo del asesinato de Salem y las imágenes de otros ataques contra palestinos desarmados se publicaron en Internet cinco meses después de la muerte del adolescente, como parte de un montaje realizado por un soldado llamado Shalom Gilbert para celebrar una misión en Gaza.

En una entrevista realizada mediante engaño por un equipo dirigido por el periodista y activista palestino Younis Tirawi, Raab no duda en afirmar que él y otro francotirador habían cometido estos tres asesinatos. Al explicar cómo engañaron al soldado, Tirawi cuenta que una persona que hablaba hebreo abordó a Raab y le dijo que quería escribir sobre las experiencias del escuadrón y rendir homenaje a los soldados caídos. Le prometieron no revelar su identidad, pero posteriormente Tirawi publicó extractos de la entrevista en Internet, justificando la decisión por considerar que era de interés público, dada la magnitud de los asesinatos de civiles.

Raab no reveló el nombre de su compañero, que más tarde fue identificado a partir de unas fotos como Daniel Graetz. Raab y Graetz no han querido hablar con el equipo de periodistas que ha llevado a cabo esta investigación.

Dos hermanos y su padre, asesinados

La tragedia de la familia Doghmosh se desarrolló en un corto tramo de la calle Moneer al Rayes, en Ciudad de Gaza, cerca del parque Barcelona. Los vecinos del barrio sabían que las fuerzas israelíes estaban en la zona, pero la mañana del 22 de noviembre de 2023, el sonido de alguien cortando leña en la calle les dio tranquilidad y pensaron que no había ataques. Era una falsa sensación de seguridad.

Cuando Mohammed Doghmosh se dirigió al parque con un primo, Raab y Graetz ya estaban allí. Los hombres formaban parte de un equipo de francotiradores cuyos miembros se hacían llamar refaim, o fantasmas (sin relación con una unidad oficial de fuerzas especiales de élite también conocida como Refaim).

Muchos miembros de esa unidad tenían doble nacionalidad y las fotos y vídeos de sus operaciones publicados en internet han ayudado a organizaciones de derechos humanos a alertar a fiscales en Bélgica y Francia sobre presuntos crímenes de guerra cometidos por esos soldados.

El equipo de investigación ha podido identificar la ubicación de los dos francotiradores a partir de fotos y vídeos tomados por soldados israelíes que muestran a Raab y a Graetz apuntando con sus armas a través de una ventana y un agujero en la pared. Utilizando imágenes de satélite, el equipo geolocalizó ese lugar en un edificio de seis plantas a unos 400 metros del lugar de los asesinatos.

Desde esa posición se veía claramente la calle Moneer al Rayes. Un periodista palestino que ha colaborado en la investigación se desplazó hasta los edificios y encontró más pruebas de la presencia de los francotiradores “fantasma”: grafitis con el número 9 con cuernos de diablo y una cola, el logotipo no oficial del escuadrón.

El periodista, que también ha entrevistado a la familia Doghmosh, ha pedido no ser identificado porque desde el inicio de la guerra Israel ha matado a unos 250 periodistas en Gaza –según datos de las autoridades locales–.

Mohammed, que tenía 26 años cuando fue asesinado, poseía el título de secundaria y mantenía a su familia recogiendo residuos metálicos y plásticos para revenderlos. Salem había abandonado los estudios después del décimo curso y trabajaba con su hermano.

Fayza Doghmosh reconoció a sus dos hijos —la camisa verde oliva de Salem, la ropa negra de Mohammed— cuando le mostraron las imágenes de Gilbert. Lloró desconsoladamente al verlas, 18 meses después de que sus hijos fueran asesinados.

Mohammed, a quien le encantaban las alitas de pollo y ayudaba a su madre a amasar el pan para la familia todos los días, fue el primero en salir. Recogió a su primo Youssef* en su casa cercana y los dos se pusieron en marcha. Es posible que sus últimos momentos hayan aparecido filmados por las fuerzas israelíes. Youssef dice que se reconoce a sí mismo en un vídeo del montaje de Gilbert, caminando con las manos en los bolsillos junto a Mohammed, su amigo de toda la vida.

Raab describe ese vídeo como la “segunda eliminación” de Graetz, en sus primeros días en Tal al Hawa. Graetz, que creció en Múnich, aparece en el vídeo de Gilbert, y su identidad ha sido confirmada por el equipo de investigación mediante tecnología de reconocimiento facial y entrevistas con excompañeros de clase.

Sin embargo, algunos aspectos del vídeo plantean dudas sobre si muestra este tiroteo. Los expertos en armas que lo examinaron no se pusieron de acuerdo sobre si un proyectil visible en varios fotogramas era una bala de un rifle de francotirador. Las imágenes muestran a un hombre alcanzado por la espalda, mientras que Youssef afirma que Mohammed recibió un disparo de frente.