Francisco Arriaga ofrece una cena semanal en el sótano de una iglesia de Chicago, pero últimamente no pone muchas mesas porque los fieles no asisten por temor a las redadas antimigrantes ordenadas por el presidente Donald Trump.

«Todos tienen miedo, no solo los indocumentados», dice Arriaga, director musical de la Iglesia Católica San Pablo en Pilsen, un barrio que concentra buena parte de la población latina de la ciudad.

«Normalmente tendría el doble de mesas preparadas, pero solo tres personas vinieron a nuestra última reunión», señala a la AFP.

El tránsito peatonal en Cermak Road, la arteria principal de Pilsen y sede de negocios y restaurantes, ha disminuido en las últimas semanas ante los anuncios de redadas y la amenaza de Trump de enviar tropas de la Guardia Nacional.

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