No sé si fue superstición, casualidad o pura mala leche de los hinchas, pero durante meses se habló de la “maldición Karol G”. Que cada vez que la Bichota sacaba canción, a la Selección le iba mal. Que sus giras coincidían con eliminaciones. Que el pelo azul nos trajo más derrotas que goles.

Y, la verdad, muchos lo creímos. Porque en el fútbol uno se agarra de lo que sea: cábalas, medias rotas, santos, vírgenes… y hasta del Instagram de una cantante.

El partido que lo cambió todo

Pero el destino tenía otros planes. Justo cuando Karol se subía a un escenario internacional, la Selección sacó la casta y se metió en la historia. Se acabó la salación. Y ahí, entre goles y lágrimas, todos nos dimos cuenta de que Karol no nos debía nada… pero igual nos lo pagó.

Entre música y camiseta

No soy

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