Aún fresco en la memoria, con las imágenes de la noche mágica del domingo, cuando Carlos Alcaraz elevó al cielo neoyorquino la copa que cada año construye la legendaria y popular Tiffany, recupera vigencia el éxito logrado por Manolo Santana en las pistas entonces de Forest Hills, hace ahora justo sesenta años.

Fue aquella vez, sobre hierba, en cuatro sets, sin "tie break" y con gran autoridad cuando Manolo Santana se impuso al sudafricano Cliff Drysdale por 6-2, 7-9, 7-5 y 6-1. Fue el 12 de septiembre de 1965 cuando el tenis español plasmó su bandera por primera vez en este último torneo, por aquél tiempo denominado Internacionales de Estados Unidos , del "Grand Slam" de cada temporada.

Ni Rafael Nadal ni mucho menos Carlos Alcaraz habían nacido cuando Manolo Santana consiguió su

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