Las protestas siempre han sido un agente de cambio, una oportunidad para promover y defender los derechos propios y ajenos y para favorecer el crecimiento social y civil de la sociedad.
De hecho, las protestas han desempeñado un papel importante en la historia del progreso y la promoción de los derechos humanos. Desde la “Marcha de la sal” en la India en 1930 contra el dominio colonial británico, hasta el “Día Nacional de Protesta” de 1950 en Sudáfrica contra el apartheid, desde la “Marcha sobre Washington” de 1963 por los derechos civiles en Estados Unidos, hasta las protestas estudiantiles por la reforma democrática en la plaza de Tiananmen en China en 1989, o desde las revueltas de la “Primavera Árabe” que comenzaron en Túnez en 2010, hasta las numerosas protestas surgidas en el seno d