Muchos miran a Javier Guillén . Es el director de la Vuelta, que está viviendo su peor experiencia como dirigente de la carrera. Ya tiene casi cerrada la edición del año que viene. Sirva la indicación para recalcar el tiempo que implica organizar una carrera ciclista de tres semanas. Él no quiere ser protagonista, entre otras cosas porque es fácil, y cierto a la vez, que cualquier carga personal; horas sin dormir, móviles que se tienen que recargar, está a años luz de esos crímenes contra la humanidad que se practican en Gaza . Y la comparación sería odiosa.

Está lejos de ser el culpable . Más bien, todo lo contrario, y en todo caso es una de las víctimas en el desatino entre la tozudez del equipo Israel-Premier Tech por no retirarse de donde no lo quieren y el papel a lo Pon

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