Lo mataron porque era negro; lo mataron porque era joven y nacionalista africano; lo mataron porque era socialista y un militante activo contra el apartheid, aquella salvaje cultura racial sostenida en Sudáfrica por la represión, el encarcelamiento, la tortura, las desapariciones, las masacres colectivas y la violencia indiscriminada en la que tres millones de blancos llamados “afrikaaners” controlaban los poderes del Estado y dictaban las leyes y el destino de veintiocho millones de negros ; lo mataron porque su muerte era una forma de prolongar la vida del apartheid, como diría diecisiete años después Nelson Mandela, convertido ya en el primer presidente negro surgido de elecciones libres en gobernar una nueva Sudáfrica; lo mataron porque Steve Biko, que tenía treinta años en el moment

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