Para los venezolanos, la Vinotinto no es solo un equipo de fútbol; es un fenómeno social que trasciende la política, la distancia y las dificultades cotidianas. Cada partido de la selección nacional se transforma en un espacio de encuentro y alegría, donde las diferencias se diluyen y emerge una pasión común que nos recuerda lo que significa ser venezolanos.

Esta semana, la expectativa era máxima. Venezuela dependía de sí misma para disputar la repesca al Mundial de 2026. La emoción se sentía en las calles, en los hogares, en los bares y plazas del país y de la diáspora.

Sin embargo, la ilusión se desvaneció en el Monumental de Maturín. Con un Luis Suárez imparable anotando un póquer, Colombia derrotó a Venezuela 6-3. La Vinotinto abrió el marcador a los tres minutos con un gol de Telasc

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