Miranda de Ebro

Los tiempos cambian. Solo hace falta pasarse por cualquier festival de esos que inundan el calendario veraniego en España. Desde finales de abril hasta septiembre, casi sin respiro. Los festivaleros son muy diferentes a los que veíamos hace décadas, las inquietudes son otras y hasta la forma de consumir música ha cambiado por completo. No es que no se quiera escuchar a los artistas o descubrir nuevos grupos, es que los eventos se han transformado en una experiencia que en ocasiones se aleja del principal objetivo que tienen los festivales. Pero no todos son así. Existen pequeños reductos que resisten a esos 'pecados', como ocurre en el Ebrovisión de Miranda de Ebro, que acaba de celebrar sus bodas de plata, dejando claro que otro camino es posible.

Y eso no quiere decir q

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