Una experiencia desafortunada fue la que marcó el inicio de una iniciativa a favor de las Zarigüeyas, mejor conocidas como «rabipelados», en el estado Aragua.
Oriana Martínez, vicepresidenta de la Fundación Ecoembajadores, sensibilizada en materia ambiental desde que era una niña, un día tuvo un encuentro que marcaría su vida.
«Tuve un encuentro con un rabipelado que estaba malherido y decidí auxiliarlo, pero luego de todo este esfuerzo, mis vecinos se deshicieron de él y eso lo llevo tatuado en mi corazón y en mi piel», dijo la joven al mostrar el tatuaje de su pequeño amigo con sus patatitas dobladas, ya que había quedado paralítico del primer atentado.
«Luego de eso tuve la necesidad de trabajar para que las personas reconozcan su rol tan importante dentro del ecosistema, para quitar