La Alianza Atlántica reforzó la defensa aérea de Polonia tras la incursión de una veintena de drones que cruzaron su espacio aéreo desde las fronteras con Ucrania y Bielorrusia. Varsovia denunció que se trató de un ataque sin precedentes y solicitó apoyo urgente de la OTAN y de la UE.
Moscú rechazó las acusaciones, al asegurar que no hay pruebas de que las aeronaves fueran de fabricación rusa.
Varios países anunciaron refuerzos. Alemania prolongará por tres meses su misión aérea y duplicará a cuatro sus aviones de combate; Francia desplegará tres Rafale y Países Bajos acelerará la entrega de dos baterías Patriot, además de enviar 300 soldados y sistemas de defensa antirrobots. República Checa sumará tres helicópteros Mi-17, mientras Reino Unido y Suecia preparan contribuciones adicionale