La contaminación por sustancias químicas PFAS en el agua potable de Estados Unidos se ha convertido en una crisis ambiental y sanitaria de gran escala.
De acuerdo con la Agencia de Protección Ambiental (EPA, por sus siglas en inglés), más de 172 millones de personas están expuestas a estos compuestos, catalogados como peligrosos para la salud y de persistencia casi eterna en el ambiente.
La información fue recopilada bajo la Quinta Regla de Monitoreo de Contaminantes No Regulados (UCMR 5), que obliga a las compañías de agua a analizar la presencia de 29 tipos de PFAS en sus sistemas de suministro. Los datos han sido procesados por el Environmental Working Group (EWG), que diseñó un mapa interactivo donde se observa que la costa Este concentra la mayoría de los casos en comparación