En las ventosas laderas del valle de Supe, en Perú, los arqueólogos han desenterrado Peñico, una ciudad de 3,800 años vinculada a la civilización Caral. Sus plazas y artefactos sugieren que la primera sociedad urbana de las Américas enfrentó la catástrofe climática a través de la adaptación y el consenso, no de la guerra.
Una cuna pacífica en los confines del mundo
A cuatro horas al norte de Lima, el valle de Supe parece cualquier cosa menos hospitalario: colinas ocres que se desmoronan en polvo, viento implacable y horizontes abrasados por el sol. Sin embargo, hace cinco milenios, la civilización Caral-Supe construyó ciudades tan antiguas como Mesopotamia y Egipto. La diferencia era llamativa: Caral no muestra fortificaciones, ni arsenales de armas, ni evidencia de ejércitos.
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