El 10 de septiembre de 2025, el campus de Utah Valley University se convirtió en escenario de un hecho que sacudió a Estados Unidos: el asesinato de Charlie Kirk, aliado político de Donald Trump y figura prominente de la derecha estadounidense.

Lo que empezó como un día rutinario para estudiantes y profesores terminó con un solo disparo que cambió la vida de muchos y colocó a un joven de 22 años bajo el foco de la justicia. Tyler Robinson, residente de Utah, se entregó días después del crimen en un operativo coordinado por el FBI y el Servicio de Alguaciles de EE. UU.

Un sospechoso que sorprendió a todos

Robinson no era lo que uno imaginaría en un caso así. Sin antecedentes penales, destacado en matemáticas y con un historial académico prometedor, parecía un joven con un futuro asegurad

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