Una vivienda suele verse como un lugar de pertenencia, un espacio cargado de experiencias cotidianas y recuerdos. Sin embargo, más allá de la dimensión emocional, también representa un activo económico que conviene cuidar con visión a largo plazo.El paso de los años, el uso constante y las condiciones externas pueden reducir su valor, salvo que se tomen decisiones conscientes para sostenerlo o incluso incrementarlo. Mantener el atractivo y la funcionalidad de una propiedad no siempre exige grandes inversiones, pero sí requiere constancia y una mirada atenta a los detalles. Pequeños descuidos pueden transformarse en problemas mayores, y lo que parecía un simple arreglo postergado termina convirtiéndose en una reforma costosa. Prevención, respaldo legal y protección ante imprevistos El desga
Ideas para mantener el valor de tu vivienda en el...

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