En el saludo, Mosiri Cabezas (Bilbao, 1972) abraza fuerte. Es una mujer que, frente al yoga o la meditación, ha elegido la práctica de remo y de tiro olímpico. Que ha aprendido a navegar un barco y va sumando horas de vuelo a su título de piloto en ciernes. Desde hace tres años, vive en una casa aupada por un terreno pedregoso con piscina, huerta, gallinas y unas vistas que te obligan a perderte para después encontrarte. Hasta allí, en la sierra de Guadarrama, se trasladó desde la congestión urbana. “Gran parte de mi viaje tiene que ver con este lugar. Cuando estás aquí, relativizas, porque eres muy pequeño física y temporalmente”.

Fue en esa casa de fin de semana y vistas infinitas, que después convirtió en la habitual, donde aprendió a reconstruirse. Sin darse cuenta, aquel lugar obró u

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