No es ningún secreto que las aguas en el sanchismo no son apacibles. No lo son desde hace mucho tiempo, pero la aparición de la corrupción ha provocado que las turbulencias llegaran a mayores. Personajes influyentes empiezan a mover ficha y se asienta la percepción de que se pueden producir escenas típicas de crisis tan graves que se escuchan frases del tipo las ratas abandonan el barco. Que en este caso no tienen que ser ratas que cambian de bando para evitar el mismo destino que los responsables del fiasco, sino que la decepción por los modos del comandante, y la imposición de criterios que saben equivocados, los empujan a distanciarse de aquel al que admiraron y siguieron con lealtad.

En Ferraz falta vida, la sede de la formación partido es poco más que un anexo de Moncloa; se ha conve

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