El olor a tierra húmeda en El Bolsón tiene algo distinto cuando se camina por los lupulares. Allí, entre surcos que parecen interminables, pasa gran parte de su tiempo Hernán Testa, ingeniero agrónomo formado en la Universidad de Buenos Aires, con veinte años de trayectoria en una actividad que define como “mi pasión de la A a la Z”, desde la multiplicación en vivero hasta la descripción sensorial de una IPA.

“Me gusta toda la cadena del lúpulo”, dice y no exagera. Testa es referente técnico en Patagonia Lúpulos Andinos SRL (Paluan SRL), la empresa más grande del rubro en El Bolsón. Hernán comienza el relato por las raíces, la historia que une ese tramo de la Patagonia con Eslovenia. Explica que el lúpulo argentino tiene un linaje particular, la primera cosecha fue en 1948, en una cha

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