Dos Méxicos bajo fuego
La grandeza ciudadana tomó el control de la situación y se evidenció, una vez más, la pequeñez de los responsables de garantizar seguridad básica.
Fernando Islas
El llamado “pipazo”, en Iztapalapa, ofrece una nueva versión sobre el axioma de que México se parte en dos cada vez que la desgracia llega puntual a la cita: nunca tarde; no nunca (ya se sabe: nada pasa hasta que pasa).
Por un lado, está la gente del México solidario que no lo piensa dos veces y corre hacia el peligro para ayudar al prójimo. Son los vecinos que cargan cubetas de agua, los jóvenes que se acercan con botellas, los que improvisan camillas, los que abren las puertas de su casa o, sencillamente, se tienden en la acera para consolar al que llora.
Esa parte luminosa del país aparece en la adve