Este mundo es un desastre. No lo aseguramos nosotros. Lo cantó la gran Donna Hightower hace ya más de medio siglo, en plena Guerra Fría, ... y su lamento fue un éxito en todo el planeta. Entonces, mientras los jóvenes de la época bailaban aquel hit de R&B, tenía lugar el Domingo Sangriento en Irlanda del Norte, el Ejército norvietnamita invadía el sur del país asiático y concluía la primera contienda civil sudanesa. El planeta se antojaba el camarote de los hermanos Marx, atestado de odios, masacres y grupos armados.

Pero también había otros agentes empeñados en fomentar la esperanza. Durante aquellos años convulsos, el abogado estadounidense George Mitchell iniciaba una carrera internacional en el ámbito de la intermediación que le llevaría a presidir las negociaciones en Belfast que

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