AP- Sonaba a libertad, a un mundo de posibilidades más allá de los muros del orfanato.

Maria Pires iba a ser adoptada. A los 11 años, se vio escapar del caos y la violencia del orfanato de São Paulo, donde había sido agredida sexualmente por un miembro del personal. Se vio dejar Brasil por Estados Unidos, y cambiar el abandono por la pertenencia.

Floyd Sykes III, un hombre soltero de unos 40 años, llegó a São Paulo para conocerla. Firmó unos documentos y se llevó a a Maria a casa.

Llegó a los suburbios de Baltimore en el verano de 1989. Era una niña pequeña con el cabello oscuro y alborotado, una sonrisa nerviosa y apenas una decena de palabras en inglés. La extensa urbanización parecía idílica, con hileras de modestas casas de ladrillo y un patio donde podía jugar fútbol.

Creía que er

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