Con el maillot rojo de líder, exhausto y feliz, el danés Jonas Vingegaard rubricó de manera brillante su primera Vuelta a España y su tercer triunfo de etapa en la presente edición haciendo realidad su sueño de imponerse en una cima mítica como la Bola del Mundo.

El duelo por todo lo alto se lo apuntó el mejor, el líder, quien lanzó el órdago definitivo a 1,2 km de meta, en las rampas más imposibles de la pista de cemento que conduce a las antiguas antenas de TV. Desde allí, Alto de Guarramillas, a 2.250 metros de altura, divisó su primera Vuelta, que une a dos victorias finales en el Tour de Francia.

Vingegaard controló la subida en el grupo de favoritos, vio flaquear a Almeida y atacó decidido, con fe, con las fuerzas justas para besar su anillo y proclamarse virtual ganador de la

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