Alan Valencia, de 17 años, dejó su vida en zona rural del Valle del Cauca para estudiar ingeniería en la Universidad del Pacífico, en Buenaventura.
Sin embargo, su sueño de ser profesional y convertirse, algún día, en un jugador de fútbol reconocido se vio opacado en los últimos días, cuando fue baleado de camino a su casa.
Según las autoridades de Buenaventura, los responsables se movilizaban en un taxi y dispararon sin detener el vehículo.
En medio del dolor, su familia exige que se haga justicia y pide que se determine por qué asesinaron a Alan, un joven promesa del fútbol, que se había ganado el aprecio de su comunidad, pese a haberse mudado hace poco.
De acuerdo con Leonard González, director del Instituto de Estudios para el Desarrollo y la Paz (Indepaz), el menor “hacía parte de