En el lienzo, el galope resuena como un latido. Bajo el sol ardiente, ocho mujeres vestidas con faldas amplias y sombreros de ala ancha ejecutan suertes precisas: la flor, el abanico, giros sincronizados que desafían la gravedad y el tiempo.
Son las escaramuzas charras de la UNAM, un equipo que, desde hace seis años, no solo honra una tradición nacida en el campo mexicano, sino que la transforma en un símbolo de resistencia, disciplina y empoderamiento femenino.
La palabra “escaramuza” evoca revueltas y batallas, pero en México su significado trasciende. “Es una disciplina ecuestre que combina estética, sincronía y destreza, ligada a la identidad de las “Adelitas” revolucionarias y la fuerza de la china poblana”, explica Alejandra Mejía Rodríguez, académica del Centro de Investigaciones