El Gobierno ha implementado correcciones a su política monetaria tras las recientes elecciones, buscando evitar sobresaltos cambiarios e inflacionarios. Esta estrategia ha llevado a un freno en la actividad económica. Después de la derrota electoral, el Ejecutivo ha adoptado un enfoque menos intervencionista en el tipo de cambio, permitiendo que el dólar se acerque al límite superior de la banda, que se sitúa cerca de $1.470. Hasta ahora, este techo no ha sido puesto a prueba por los operadores del mercado.

El Ministerio de Economía, que había tenido un papel protagónico en la venta directa de dólares del Tesoro, ha cedido protagonismo a la autoridad monetaria. El Banco Central ha asumido un rol más activo, proveyendo liquidez al sistema bancario para reducir las tasas de interés. Según la consultora PxQ, el desarme de las Letras Fiscales de Liquidez (LEFI) provocó una crisis financiera que culminó con la derrota electoral. En lugar de seguir una dirección ortodoxa, el Gobierno ha optado por un enfoque pragmático, utilizando los pasivos remunerados del Banco Central para bajar las tasas sin afectar el tipo de cambio.

El Banco Central ha trasladado la tasa de referencia a la caución y al REPO interbancario, comenzando la semana en torno al 45% y bajando a 35% desde el miércoles. El stock de pasivos remunerados ha alcanzado los $4,5 billones, lo que resalta la importancia de esta herramienta para gestionar la liquidez. La redefinición del equilibrio entre el dólar y la tasa de interés permite una operación menos drástica de la política monetaria, generando estabilidad en el mercado de pesos.

La consultora EcoGo ha señalado que la reversión del apretón monetario ha estado liderada por una baja de las tasas de interés, con el Banco Central presionando para que el REPO bajara del 45% al 35% anual. Sin embargo, esta baja aún no se ha reflejado en los créditos al sector privado no financiero. EcoGo también ha indicado que el endurecimiento de tasas ha resultado en una caída de la actividad productiva y comercial, que hasta julio se ubicó un 2,5% por debajo del pico de febrero, con un arrastre estadístico de 3,5% para el año.

Por otro lado, la consultora 1816 ha informado que, a pesar de las declaraciones de Javier Milei y Luis Caputo sobre la estabilidad económica, el Banco Central recortó la tasa de interés al 35% anual en la rueda de simultáneas. Esta decisión ha impulsado la curva de bonos en pesos y ha permitido un rollover del 91%, sin aumentar encajes ni afectar el tipo de cambio.

Tras la derrota en las legislativas de la provincia de Buenos Aires, el mercado ha percibido que el Gobierno ha retomado una postura pragmática para contener las tasas y estabilizar el mercado de pesos. Las últimas medidas han permitido una mayor flotación entre bandas y han disipado, al menos por ahora, el temor a un cambio abrupto en la política cambiaria después del 26 de octubre. Sin embargo, la reacción del mercado ha sido más negativa en acciones y bonos que en el tipo de cambio.