Lorenzo del Rey
¿Por qué se empeñan los taurinos en inflar las estadísticas de trofeos y premios de orejas, indultos, salidas a hombros y siempre valorar increíblemente al alza? ¿No se dan cuenta que ese síndrome del triunfalismo es un monstruo que devora los pequeños detalles de verdad que todavía quedan en la Fiesta? Porque consiguen que el árbol de la grandilocuencia tape al bosque de la humildad y de darle a cada cosa su justo valor.
La alternativa de un paisano como Manuel Caballero logró espantar el fantasma de la devolución en taquilla. Lleno hasta la bandera, para alegría de todos. Además, en un emotivo momento, Paco Ureña le cedió los trastos de la ceremonia a Manuel Caballero padre en una de las imágenes más emotivas que se han visto en esta plaza. La corrida de Daniel Ruiz al