Son incontables los profetas que han vaticinado la caída del imperio norteamericano desde su consolidación tras la Segunda Guerra Mundial. Hasta ahora los sesudos pensadores han errado y no solo Estados Unidos se impuso a la URSS en la guerra fría, sino que ha mantenido el timón del planeta mientras los competidores hincaban la rodilla ante su supremacía económica, militar y política. Pero el anunciado crepúsculo ahora sí parece llamar a la puerta.
Como suele pasar con la caída de los grandes imperios, el batacazo sería más el fruto de los errores propios que de los aciertos de las potencias competidoras. En este caso, la suma de disparates encadenados por el presidente más incompetente que ha tenido el país es suficiente para explicar un declive acelerado hacia el abismo. Trump y solo Tr