El día que aparecieron, apenas podía creer lo que veía. Una tras otra, una pequeña embarcación llegaba desde el lado turco. “Tengo tantos recuerdos que me vienen a la mente ahora”, dice Paris Louamis, de 50 años, hotelero en la isla griega de Lesbos. “Había gente de Siria, Afganistán, de muchos países”.
Corría agosto de 2015 y Europa presenciaba el mayor movimiento de población desde el final de la Segunda Guerra Mundial. Más de un millón de personas llegarían a la UE en los meses siguientes, impulsadas por la violencia en Siria, Afganistán, Irak y otros lugares.
Presencié las llegadas a Lesbos y conocí a Paris Laoumis mientras ayudaba a solicitantes de asilo exhaustos cerca de su hotel.
“Estoy orgulloso de lo que hicimos entonces”, me dice. Junto con voluntarios internacionales, propor