James Rodríguez volvió a demostrar su jerarquía en el fútbol mexicano. El colombiano ingresó en la segunda mitad del compromiso correspondiente a la fecha 8 de la Liga MX frente a Tigres, con la misión de darle mayor claridad al mediocampo de su club. Aunque mostró su habitual clase para mover la pelota, el marcador terminó en un 0-0 que dejó sensaciones encontradas entre los aficionados.
Desde su ingreso al terreno de juego, el cucuteño imprimió otro ritmo al ataque. Su capacidad para leer el juego y posicionarse entre líneas permitió a su escuadra recuperar la posesión y establecerse en campo rival. Con más de 50 pases realizados y un notable 88% de efectividad en la distribución , el exjugador del Real Madrid se convirtió en el eje de circulación del equipo, aportando pausa