Marion Dupont en una reseña de Le Monde, mencionaba esta semana las tesis del filósofo alemán Hartmut Rosa, quien al comienzo de este siglo consideraba que la aceleración impulsada por la tecnología era el núcleo y la esencia misma de la modernidad. Poco después, el filósofo británico Nick Land, quien en los 90 reflexionaba en igual sentido sobre los vínculos entre el capitalismo y la aceleración, dio un giro para comenzar a pensar en una “neorreacción”.

La “neorreacción” de Land es apenas la sombra de un dragón: el neoautoritarismo.

Cuando Bush padre asumía la presidencia de los Estados Unidos, un joven chino cruzaba el país, conversando con todo aquel que le parecía relevante. Profesores y alumnos universitarios, directivos y empleados de Coca-Cola, políticos, periodistas; dependientes

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