La historia de la monarquía española no solo está escrita en despachos, discursos y recepciones oficiales. También lo está en los silencios. En los nombres que nunca se pronuncian. Y entre esos nombres aparece el de Nadiuska , la actriz que pasó de ser deseo nacional a perderse en la oscuridad de su propia mente.
En los años setenta y ochenta fue un símbolo erótico en España. Su rostro y su cuerpo llenaban revistas y pantallas de cine. Todos hablaban de ella. Todos la querían. Y entre quienes se fijaron estuvo Juan Carlos I , entonces joven, poderoso y con un historial interminable de conquistas. La relación entre ambos nunca ocupó titulares oficiales, pero fue un secreto que corría de boca en boca en Madrid.
Otra amante en la larga lista de Juan Carlos I
Para el emérito, a