El 2025 está dejando señales que empiezan a encender las alarmas en el sistema financiero de Estados Unidos: mientras los índices siguen cerca de máximos históricos, debajo de la superficie se está gestando un problema que pocos quieren mirar: las quiebras corporativas.
En lo que va del año, 446 grandes compañías se declararon en bancarrota, un número que ya supera en un 12% los niveles de 2020, el año de la pandemia, y que podría cerrar en cifras cercanas a las de 2010, cuando todavía se sentían los efectos de la crisis de 2008.