La tragedia ocurrida el pasado 10 de septiembre por la explosión de una pipa de gas LP en el Puente de La Concordia, en Iztapalapa, dejó más que una estela de destrucción: una joven gravemente herida, sin documentos ni forma de identificarse, se convirtió en el rostro del drama humano detrás del accidente.

La imagen de la joven, compartida en redes sociales por personal médico del Hospital Magdalena de las Salinas, se viralizó rápidamente. Su rostro, marcado por quemaduras severas, es irreconocible. Las únicas pistas: dos tatuajes. Uno con la palabra “Laurel” en el brazo derecho, y otro en forma de corazón en la espalda. Esos detalles se han vuelto la única esperanza para dar con su identidad.

“ SÓLO LOS TATUAJES COINCIDEN”: UNA HERMANA ENTRE LA ESPERANZA Y LA DUDA

El viernes 12 de sep

See Full Page