A pocos días del asesinato del activista conservador Charlie Kirk en la Universidad del Valle de Utah, los estudiantes intentan retomar sus rutinas mientras cargan con el peso del trauma. Muchos no logran dormir, otros han evitado regresar al campus y varios buscan apoyo en memoriales improvisados que se han convertido en espacios de desahogo colectivo, señaló la agencia Associated Press.

Un estudiante relató que permaneció en su casa dos días, demasiado nervioso para volver a clases tras presenciar el ataque. Otra joven llamó a su padre para que la llevara a casa, incapaz de sobreponerse a la escena que presenció: el disparo único, la caída de Kirk y la confusión que se apoderó del auditorio.

“Regresar se sentirá terrible, como una carga en mi corazón”, dijo Marjorie Holt, de 18

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