Julia Paternain cruzó la meta del maratón femenino del Campeonato Mundial de Atletismo, en Tokio, y su gesto de desconcierto era evidente. Buscaba a los competidores que habían llegado antes que ella pero no los encontraba. Hasta que le avisaron: había salido tercera y se llevaba la medalla de bronce, la primera para Uruguay en un campeonato mundial de esta disciplina.

La primera señal de que algo inusual ocurría fue la ovación del público cuando ingresó a la pista del Estadio Nacional de Tokio. Paternain terminó la carrera y reaccionó con una evidente mueca de incredulidad. Cuando los oficiales de la competencia advirtieron que la maratonista no entendía lo que había logrado, le indicaron que había llegado en tercera posición, ella repreguntó mostrando los tres dedos de la mano, y cuando

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